Hacía tiempo que quería dedicarle un post al
país del sol naciente, y es que hace ya muchos años que siento una cierta
fascinación por Japón, me parece que fué desde que leí mi primer libro de James
Clavell “Shogun” cuando era adolescente. Desde entonces he aprendido a amar
todo aquello que es japonés, desde las maravillosas estampas, a la arquitectura
tradicional, los tejidos, las tradiciones, la historia, la comida e incluso las
cosas ya más modernas como son los manga o los anime (¡antes o después dedicaré
un post a Miyazaki!). Y luego, cuando llegué allí, se sumaron otras miles de
cosas, paisajes, luces, colores y tantas, tantas emociones. Quizás la única situación
desagradable fué cuando me “atacaron” un grupo de ciervos. Sí, habéis leído
bien, y es que en la ciudad de Nara los ciervos caminan tranquilos por las
calles porque están considerados sagrados. Cuando la amable señora japonesa que
me vendió las galletas para ciervos me dijo “walk”, no le hice mucho caso porque me pareció extraño. Entendí al
cabo de pocos minutos a qué se refería, porque cuando me paré a dar unas
galletas a un par de tiernos ciervos en menos de un segundo estaba rodeada por
un grupo de ciervos hambrientos que me empujaban con el hocico para llamar mi
atención. Por supuesto no sucedió nada, a parte un susto de mi parte y dolor de
barriga de parte de mi marido (de la risa claro). Así que si alguna vez os
encontráis por Nara . . . ¡walk!
Koshian (pasta dulce de
judías azuki):
400 gr de judías azuki
250 g de azúcar blanco
250 g de azúcar blanco
Lavamos las judías bajo el agua, quitando las
que vemos que estén rotas o negras. Metemos después las judías dentro de un
bol, las cubrimos con agua y las dejamos así durante toda una noche. Al día
siguiente tiramos el agua, enjuagamos las judías y las pasamos a un cazo,
cubriéndolas por completo con agua, y las hervimos. Dejamos que hiervan durante
una hora aproximádamente, quitando de vez en cuando la espuma que se forma en
la superfície del agua. Cuando las judías ya estén cocidas (estarán listas
cuando se puedan escachar con facilidad entre los dedos) las escurrimos y las
pasamos a través de un colador para separar las judías de la piel; quedará una
pasta compacta. Ahora metemos la pasta de azuki
y el azúcar dentro de un cazo a fuego bajo, mezclando con una cuchara de
madera hasta que empiece a hervir. Una vez que hierva, apagamos el fuego y
pasamos la pasta de judías a un plato de cerámica para que se enfríe. El aspecto final de la
pasta dulce de azuki deberá ser el de
un puré de patatas blando y reluciente, si en cambio, os queda demasiado
compacta podéis añadirle agua junto al azúcar, o, si al contrario, os quedará
demasiado líquida, la podéis dejar hervir un poco más hasta que se evapore el
agua.
Cupcakes de té
verde matcha y harina de arroz (para
12 cupcakes):
130 gr de harina de arroz
70 ml de aceite de oliva
70 ml de aceite de oliva
120 gr de azúcar
2 huevos medianos
8 gr de levadura en polvo
2 cucharillas de azúcar
avainillado
2 cucharillas de té verde matcha
Precalentamos el horno a 160° y mientras tanto
vamos poniendo en la bandeja para muffins los papelitos para cupcakes. Batimos
el azúcar junto con los huevos hasta que obtengamos una mezcla cremosa y luego añadimoa todo el aceite. Incorporamos después
la harina de arroz mezclada con anterioridad con la levadura, el azúcar
avainillado y el té verde y batimos hasta que se hayan mezclado bien todos los
ingredientes. Repartimos la mezcla entre los papelitos para cupcakes,
rellenándolos unos 2/3, a mi me viene con una cucharada bien llena. Ponemos la
fuente en el horno durante 15-20 minutos aproximádamente. Antes de sacar los
cupcakes hacemos la prueba del palillo, los pinchamos con un palillo de dientes
y si éste sale sin mezcla entonces ya están listos. Dejamos reposar los
cupcakes durante un minuto y luego los sacamos de la bandeja y los ponemos a
enfriar encima de una rejilla para dulces.
Buttercream de té verde matcha:
125 gr de mantequilla (reblandecida)
100 gr de azúcar glas
100 gr de azúcar glas
1 cuchara de leche
1 cucharilla de té verde matcha
Batimos la mantequilla junto al azúcar glas a
velocidad mínima hasta che la mezcla sea homogénea y se aclare. Añadimos luego
la leche con el té verde ya mezclado y batimos a velocidad alta durante unos
pocos minutos hasta que obtengamos la consistencia deseada. Podéis entonces
poner la crema dentro de una manga pastelera o espalmarla directamente encima
del cupcake con una espátula.
Matane!
Besitos,
Dewi